La Biblia de las Américas


San Lucas 6



Jesu's, Senor del di'a de reposo

1 Y acontecio' que un di'a de reposo Jesu's pasaba por unos sembrados, y sus disci'pulos arrancaban y comi'an espigas, restrega'ndolas entre las manos.
2 Pero algunos de los fariseos dijeron: ¿Por que' hace'is lo que no es li'cito en el di'a de reposo?
3 Respondie'ndoles Jesu's, dijo: ¿Ni siquiera habe'is lei'do lo que hizo David cuando tuvo hambre, e'l y los que con e'l estaban;
4 co'mo entro' en la casa de Dios, y tomo' y comio' los panes consagrados, que a nadie es li'cito comer sino so'lo a los sacerdotes, y dio tambie'n a sus companeros?
5 Y les deci'a: El Hijo del Hombre es Senor del di'a de reposo.

Jesu's sana al hombre de la mano seca

6 Y en otro di'a de reposo entro' en la sinagoga y ensenaba; y habi'a alli' un hombre que teni'a la mano derecha seca.
7 Y los escribas y los fariseos observaban atentamente a Jesu's para ver si sanaba en el di'a de reposo, a fin de encontrar de que' acusarle.
8 Pero El sabi'a lo que ellos estaban pensando, y dijo al hombre que teni'a la mano seca: Leva'ntate y ven aca'. Y e'l, levanta'ndose, se le acerco'.
9 Entonces Jesu's les dijo: Yo os pregunto: ¿es li'cito en el di'a de reposo hacer bien o hacer mal; salvar una vida o destruirla?
10 Y despue's de mirarlos a todos a su alrededor, dijo al hombre: Extiende tu mano. Y e'l lo hizo asi', y su mano quedo' sana.
11 Pero ellos se llenaron de ira, y discuti'an entre si' que' podri'an hacerle a Jesu's.

Jesu's escoge a los doce apo'stoles

12 En esos di'as El se fue al monte a orar, y paso' toda la noche en oracio'n a Dios.
13 Cuando se hizo de di'a, llamo' a sus disci'pulos y escogio' doce de ellos, a los que tambie'n dio el nombre de apo'stoles:
14 Simo'n, a quien tambie'n llamo' Pedro, y Andre's su hermano; Jacobo y Juan; Felipe y Bartolome';
15 Mateo y Toma's; Jacobo, hijo de Alfeo, y Simo'n, al que llamaban el Zelote;
16 Judas, hijo de Jacobo, y Judas Iscariote, que llego' a ser traidor.
17 Descendio' con ellos y se detuvo en un lugar llano; y habi'a una gran multitud de sus disci'pulos, y una gran muchedumbre del pueblo, de toda Judea, de Jerusale'n y de la regio'n costera de Tiro y Sido'n,
18 que habi'an ido para oi'rle y para ser sanados de sus enfermedades; y los que eran atormentados por espi'ritus inmundos eran curados.
19 Y toda la multitud procuraba tocarle, porque de El sali'a un poder que a todos sanaba.

Las bienaventuranzas

20 Volviendo su vista hacia sus disci'pulos, deci'a: Bienaventurados vosotros los pobres, porque vuestro es el reino de Dios.
21 Bienaventurados los que ahora tene'is hambre, porque sere'is saciados. Bienaventurados los que ahora llora'is, porque reire'is.
22 Bienaventurados sois cuando los hombres os aborrecen, cuando os apartan de si', os colman de insultos y desechan vuestro nombre como malo, por causa del Hijo del Hombre.
23 Alegraos en ese di'a y saltad de gozo, porque he aqui', vuestra recompensa es grande en el cielo, pues sus padres trataban de la misma manera a los profetas.
24 Pero ¡ay de vosotros los ricos!, porque ya esta'is recibiendo todo vuestro consuelo.
25 ¡Ay de vosotros, los que ahora esta'is saciados!, porque tendre'is hambre. ¡Ay de vosotros, los que ahora rei's!, porque os lamentare'is y llorare'is.
26 ¡Ay de vosotros, cuando todos los hombres hablen bien de vosotros!, porque de la misma manera trataban sus padres a los falsos profetas.

El amor verdadero y su recompensa

27 Pero a vosotros los que oi's, os digo: amad a vuestros enemigos; haced bien a los que os aborrecen;
28 bendecid a los que os maldicen; orad por los que os vituperan.
29 Al que te hiera en la mejilla, prese'ntale tambie'n la otra; y al que te quite la capa, no le niegues tampoco la tu'nica.
30 A todo el que te pida, dale, y al que te quite lo que es tuyo, no se lo reclames.
31 Y asi' como quere'is que los hombres os hagan, haced con ellos de la misma manera.
32 Si ama'is a los que os aman, ¿que' me'rito tene'is? Porque tambie'n los pecadores aman a los que los aman.
33 Si hace'is bien a los que os hacen bien, ¿que' me'rito tene'is? Porque tambie'n los pecadores hacen lo mismo.
34 Si presta'is a aquellos de quienes espera'is recibir, ¿que' me'rito tene'is? Tambie'n los pecadores prestan a los pecadores para recibir de ellos la misma cantidad.
35 Antes bien, amad a vuestros enemigos, y haced bien, y prestad no esperando nada a cambio, y vuestra recompensa sera' grande, y sere'is hijos del Alti'simo; porque El es bondadoso para con los ingratos y perversos.
36 Sed misericordiosos, asi' como vuestro Padre es misericordioso.

El juicio hacia los dema's

37 No juzgue'is, y no sere'is juzgados; no condene'is, y no sere'is condenados; perdonad, y sere'is perdonados.
38 Dad, y os sera' dado; medida buena, apretada, remecida y rebosante, vaciara'n en vuestro regazo. Porque con la medida con que mida'is, se os volvera' a medir.
39 Les dijo tambie'n una para'bola: ¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caera'n ambos en un hoyo?
40 Un disci'pulo no esta' por encima de su maestro; mas todo disci'pulo, despue's de que se ha preparado bien, sera' como su maestro.
41 ¿Y por que' miras la mota que esta' en el ojo de tu hermano, y no te das cuenta de la viga que esta' en tu propio ojo?
42 ¿O co'mo puedes decir a tu hermano: "Hermano, de'jame sacarte la mota que esta' en tu ojo", cuando tu' mismo no ves la viga que esta' en tu ojo? ¡Hipo'crita! Saca primero la viga de tu ojo y entonces vera's con claridad para sacar la mota que esta' en el ojo de tu hermano.
43 Porque no hay a'rbol bueno que produzca fruto malo, ni a la inversa, a'rbol malo que produzca fruto bueno.
44 Pues cada a'rbol por su fruto se conoce. Porque los hombres no recogen higos de los espinos, ni vendimian uvas de una zarza.
45 El hombre bueno, del buen tesoro de su corazo'n saca lo que es bueno; y el hombre malo, del mal tesoro saca lo que es malo; porque de la abundancia del corazo'n habla su boca.

Los dos cimientos

46 ¿Y por que' me llama'is: "Senor, Senor", y no hace'is lo que yo digo?
47 Todo el que viene a mi' y oye mis palabras y las pone en pra'ctica, os mostrare' a quie'n es semejante:
48 es semejante a un hombre que al edificar una casa, cavo' hondo y echo' cimiento sobre la roca; y cuando vino una inundacio'n, el torrente dio con fuerza contra aquella casa, pero no pudo moverla porque habi'a sido bien construida.
49 Pero el que ha oi'do y no ha hecho nada, es semejante a un hombre que edifico' una casa sobre tierra, sin echar cimiento; y el torrente dio con fuerza contra ella y al instante se desplomo', y fue grande la ruina de aquella casa.




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